En esta entrada queremos hablar del que posiblemente sea el animal más emblemático de la fauna ibérica junto al lince ibérico, el oso pardo cantábrico.
Este plantígrado es el animal terrestre más grande de la fauna ibérica, si bien es la subespecie de oso pardo más pequeña del mundo. Las hembras pueden pesar alrededor de 120 kg y los machos de 200 kg, aunque esto depende de la época del año.
En la actualidad, la población de osos pardos cantábricos es de unos 400 ejemplares, los cuales se distribuyen entre Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León. Es en el Parque Natural de Somiedo donde se acumulan la mayoría, con un total de 280 osos y donde tuvimos la suerte de ver hasta 7 ejemplares durante nuestra visita.
En cuanto a la alimentación, cabe destacar que es una especie prácticamente herbívora, que caza muy pocas veces basando su alimentación en vegetales, frutos y alguna carroña. Esto supone una gran diferencia respecto a los osos pardos reintroducidos en los Pirineos, procedentes de Eslovenia y que sí que tienen ese instinto cazador, ocasionando más problemas con el ganado de los que produce la subespecie cantábrica.
Una característica de los osos que todos conocemos es su hibernación, pero lo que nos llamó la atención descubrir es que solo las hembras preñadas hibernan, mientras que los demás, hembras y machos, solo disminuyen su actividad.
Las crías, tras salir en primavera de la osera permanecen durante un año y medio con su madre, hasta que pasado este tiempo los machos se dispersan y las hembras permanecen siempre cerca del territorio materno.
En las zonas oseras hay miradores acondicionados para poder observarlos, además de numerosos caminos cortados para no interferir en la vida de estos animales, dado que en ocasiones se acercan mucho a los pueblos y pueden suponer un peligro si tienen crías.