Esta tortuga acuática. que debe su nombre a las verrugas que tiene en la espalda, tiene un caparazón ovalado de color pardo/verdoso, mientras que por su parte inferior es de color amarillento con manchas oscuras.
Vive en cuerpos de agua dulce en los que haya suficiente vegetación sumergida donde se alimenta de pequeños animales como ranas, insectos y peces durante sus primeras etapas de vida para pasar a ser herbívoro poco después de alcanzar la madurez. Además, es habitual encontrarlos tomando el sol en las orillas para poder regular la temperatura corporal.
Su tamaño no es muy grande, ya que va de los 10 a los 18 centímetros de longitud, siendo algo más grandes los machos que las hembras. También cabe destacar su gran longevidad, pudiendo vivir hasta 30 años.
Entre sus depredadores se encuentran diversos tipos de aves como cuervos o garzas y algunos mamíferos como el zorro rojo.
Hay rincones que nos gusta transitar todas las veces que podamos, como
es el caso del Parque Natural El Hondo. Esta vez teniendo la suerte de
pasear por la tan esperada "Ruta roja".
El
camino empezó con los rayos del amanecer, avistando a lo lejos los
primeros laguneros y grupos de tarro blanco y pato cuchara en nuestro
paseo camino a los observatorios en los que, a lo largo de las 3 horas
que permiten el paso, iríamos haciendo las esperas que pudiéramos
abarcar.
Fue
aquí cuando tuvimos la suerte de escuchar por primera vez para nuestros
oídos el canto del pájaro moscón, aunque con la mala suerte de ser
imposible de avistar. Cabe destacar también, la gran actividad de los
flamencos en celo y la presencia de los carricerines reales, cuyo canto bien nos tuvo atentos para poder observarlos.
Una
vez acabada la visita de la ruta roja, visitamos tanto los
observatorios cercanos al centro de interpretación como los de la
carretera de Dolores, donde pudimos disfrutar de la gran abundancia de flamencos haciendo cortejos. Aunque algo que presenciamos como
niños fue la cercanía de los martines pescadores, tanto en abundancia
de individuos, como en pasadas cercanas a nuestros puntos de espera.
Sin
duda, un lugar en el que nos encanta invertir nuestro tiempo
aprendiendo y avistando aves entre amigos. Agradecer por supuesto las fotos
que nos cede nuestro pollo de pajarero, Nacho Ros. Que bien aprende cada
día más a identificar a nuestras aves.