jueves, 13 de enero de 2022

El jabalí (Sus scrofa)

El nombre de este animal se suele escuchar mucho dentro del mundo rural, y es que sus poblaciones son realmente altas debido a la falta de depredadores. Pero, primero curioseemos acerca de este mamífero de la familia de los "suidos".

En España encontramos dos subespecies: el "arocho" (subesp. baeticus), que se encuentra en el sur de nuestra península; y el "albar" (subesp. castilianus), en el norte. Este animal se caracteriza por su pelaje espeso y por sus colmillos inferiores (o navajas), muy prominentes. Además, cabe resaltar su gran desarrollo de los sentidos del olfato y el oído, aunque aún así su visión no es muy buena.

Estos animales tienen un comportamiento gregario, pudiendo realizar grandes recorridos. En el sureste peninsular está presente prácticamente en todo el territorio, encontrando rastros por toda la zona a modo de huellas y hoyos de rebuscar con el hocico.

Les gusta los sitios de umbría poco transitadas donde abundan los chaparrales teniendo costumbres nocturnas y crepusculares. Este es un animal omnívoro, por lo que puede ingerir prácticamente cualquier cosa, aunque le gusta alimentarse de bellotas de la coscoja y de la encina, o incluso cultivos de almendra.

Suelen tener el celo en noviembre-diciembre, dando a luz a los famosos "rayones", que según su estado de crecimiento, cambian de nombre:

- Rayones: Pequeña cría con pelaje claro y rayas color oscuro. (de 0 a 5 meses).

- Bermejos: Jabalí ligeramente desarrollado con pelaje rojizo uniforme (de 5 a 11 meses).

- Jabatos: Ya con pelaje adulto (más de 11 o 12 meses).

- Macarenos: Adultos completamente desarrollados.

Al jabalí lo solemos encontrar en el campo en distintas jerarquías, ya sea a modo de piaras (hembra con crías y bermejos), machos con escuderos (macho acompañado de una cría que protege y enseña), grupos sueltos de bermejos y/o jabatos o individuos solitarios. En su época de celo, podemos encontrar a la hembra y al macho juntos.


En conclusión este animal se ha extendido de manera descontrolada, pudiendo provocar problemas de atropellos, daños a cultivos o en casos muy excepcionales ataques a personas. Todo esto se debe a la pérdida de sus depredadores principales, como el lobo, aunque actualmente es posible que las grandes rapaces depreden sobre las crías.

Personalmente esta especie nos parece fascinante por sus grandes capacidades de detección y su presencia en nuestras tierras de manera autóctona, pero su equilibrio natural se perdió hace varias décadas.


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